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40 AÑOS DE AQUELLA GESTA EN EL MACIZO DEL MONT BLANC

alpes aguado portada

Este verano se cumplen 40 años, nada menos, desde aquél en que un alpinista español asombró a Europa con una serie de magníficas escaladas extremas en el Macizo del Mont Blanc. Este alpinista era Paco Aguado.

Paco Aguado

Para entender la dimensión de la gesta, nos referiremos al libro las 100 mejores ascensiones del macizo del Mont Blanc, obra del gran alpinista francés Gastón Rebuffat. Este libro compendiaba, de menor a mayor dificultad, una selección de las mejores escaladas que se podían efectuar en el techo de Europa y las cumbres que lo rodean, y se convirtió en el libro de cabecera en el que cabían todas las ilusiones y proyectos de los alpinistas de la época.

Ese verano, Paco Aguado comenzó escalando, en compañía del Jienense Antonio José Herrera, la Goulotte Gabarrou Albinoni del Montblanc de Tacul. Sería la primera ascensión española, aunque no venía en el libro porque fue ascendida por primera vez tras la publicación del mismo. Grado extremo de dificultad pura en hielo.

A continuación sería el turno de la 99 del libro, la cara Norte de les Droites, una vertiginosa muralla de hielo y roca que tenía la reputación de ser la más difícil de Europa. Paco Aguado la acometió en solitario, consiguiendo ascenderla tras 22 horas de escalada ininterrumpida.

Un día o dos más tarde, sin apenas tiempo para recuperación, se dirigió, también en solitario, a la 94 del libro la Cara N de Les Courtes, donde ascendió sus 800 m de desnivel en un tiempo muy rápido, 3 horas.

A continuación, la ruta 88 del libro, la cara N del Triolet, donde ascendió sus 800 m en 5 horas y media.

A partir de esta escalada, se salió del Libro. La Cara N del Pilier d’Angle en la vertiente sur del Mont Blanc, en solitario también. Casi 2000 m de escalada hasta la cumbre, de los cuales los 1000 primeros son de auténtica extrema dificultad y riesgo, por la vía Cechinel-Nominée. Primera ascensión española

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La Cara N de las Droites guarreada con trazados dibujados sobre la propia diapositiva. Aguado subió por el más grueso del centro

La Cara N de Les Courtes

La Cara N de Les Courtes

Cara N del Triolet

Cara N del Triolet

Cara N del Pilier D'Angle

Cara N del Pilier D'Angle

Después de ésta buscó compañía para escalar, el británico Damian Carroll, con el que haría en 11 horas la primera ascensión española del coulouir N del Dru. Otra vía por encima de la cien del libro. Un hito de escalada de dificultad en hielo y roca que tardaría 23 años en ser ascendida de nuevo por españoles.

Como colofón, la 100 del libro, El Pilier del Freney, la escalada de dificultad más alta de Europa. En compañía de Ángel López, fue ascendida en el día, sin vivac intermedio, anticipándo las técnicas de escalada minimalista en las que prima la rapidez, una forma de prevenir el riesgo por estar menos tiempo expuestos a tormentas. No olvidemos que la apertura de esta ruta en 1961, por algunos de los mejores alpinistas de la historia, entre ellos Bonatti, Bonington y Desmaison, terminó en tragedia https://www.desnivel.com/librosdesnivel/freney- 1961-la-gran-tragedia-del-mont-blanc/. Cuatro de los aperturistas, Oggioni, Kohlman, Vieille y Guillaume, murieron allí atrapados por el mal tiempo.

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Couloir N del Dru. Foto Damian Carroll

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Couloir N del Dru. Foto Damian Carroll

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Juan López en La Chandelle del Pilier del Freney. Foto Paco Aguado

Espolón Croz de Las Jorasses. Escalando en solitario hay nulas posibilidades de hacer fotos al compañero.

La Cara N de las Droites guarreada con trazados dibujados sobre la propia diapositiva. Aguado subió por el más grueso del centro

Paco Aguado pudo hacer también ese verano, entre estas escaladas, un intento en solitario a la 96 del libro, el espolón Croz de las grandes Jorasses, y otro intento en compañía de Eugenio Hevia y Pedro Martín de Vidales a la 97 del libro, el espolón Walker de las Grandes Jorasses.

Esta tremenda actividad, 7 paredes Norte en 11 días, cuatro de ellas en solitario, sería incluso hoy una gesta digna de admiración. Hace 40 años fue difícil de creer, y significó un salto adelante para el alpinismo español, hasta entonces acomplejado frente al de los franceses, ingleses, alemanes o italianos.

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