CUANDO UNA BUENA ESTRELLA SE CRUZA EN TU CAMINO

Por
  • Escalada a la ruta Ragni en la cara Oeste del Cerro Torre
  • Escaladores: Adolfo Madinabeitia, Julen Berrueko y Babsi Vigl,
  • Fecha: los días 5 , 7 y 8 de Febrero de 2020
  • Equipamiento: Ropa SoloClimb

Hay veces que el destino pareciera ser un duende. Un duende travieso y perverso que juega a poner a prueba tus emociones; que te da oportunidades y te las quita según su capricho.

La última vez que subí a un intento a la aguja de la Media Luna del 19 al 22 de enero, bajé muy tocado del tobillo. Las ventanas de buen tiempo que estaban prediciendo esta temporada eran de uno a dos días y casi siempre se acortaban. Mucha precipitación que blanqueaba las paredes poniendo difícil la elección de un objetivo. Julen, mientras yo me recuperaba del tobillo, pudo aprovechar otra ventana pequeña que vino varios día más tarde; se fue con Xabier Arenal, otro vasco de Tolosa, a la Frader Pisafe del Mocho.

Se empezaba a rumorear que la esperada ventana, la buena, la que casualmente o no, coincide con la luna llena de febrero estaba en camino. Mi tobillo cada día lo sentía peor, hasta el punto que no deseaba que esa mejoría meteorológica llegara todavía. La anunciaban para el 5 de febrero y a medida que iba llegando la fecha, los meteogramas dulcificaban su perfil al mismo tiempo que se alargaban en el tiempo.

Contacto con urgencia con mi amigo Julián, fisioterapeuta de Bariloche que dos días antes de salir me trata el tobillo, y la noche anterior a partir me puso un "taping". El día 4 salimos de el Chalten a las 10.30 de la mañana. La cabeza pendiente de pisada. Después de 10 km llegamos a la laguna del torre. Comemos y salimos hacia "Niponino" donde tenemos el depósito, y al que llegamos a las 18.30 h. Ya hay varias cordadas acampadas, otras van
llegando al caer la tarde. Unos a otros nos preguntamos por las intenciones que tenemos; los de la tienda de a lado, tres estadounidenses, coinciden con las nuestras, el filo Sureste del Torre. Parece que no les agrada la coincidencia.

Pronto en la madrugada, desde el calor en el saco, les oímos que salen hacia arriba; nosotros iremos más tarde. Con unas mochilas muy pesadas nos trasladamos al campamento "Noruegos" Por detrás nuestro viene una pareja que nos rebasa. La chica sube con buen ritmo; él viene forzado por detrás. Le preguntamos dónde van y nos dice que a la "Oeste del Torre". En "Noruegos" están acampados Jorge Akerman y Korra Pesce que quieren repetir la ruta "Tiempos perdidos" al Torre.

Comentamos nuestras intenciones; el filo Sureste del Torre está muy nevado, lo íbamos corroborando mientras subíamos. Korra nos pronostica que no lo lograremos en esas condiciones. Habíamos previsto otros planes B a objetivos menos ambiciosos, pero llegado el momento ya no motivaban. El sol caía como un mazo al mismo tiempo que nuestro ánimo. De repente aparece la pareja, ella con cara de hacer "pucheros" nos dice que se vuelven, pero que ella está "super motivada". Él, mexicano, se va hacia abajo. Vemos la situación como una riña de pareja. Ella desanimada por completo se va hacia abajo.

Nosotros mientras Korra y Jorge preparan sus mochilas comentamos nuestra situación con ellos. Ellos lanzan diferentes propuestas, entre ellas que nos juntemos con la chica, que es muy fuerte y una "mina guapa" y hagamos un equipo más liviano para ir a la "Oeste del Torre" que en esa ventana se subirían 20 personas al Torre y que nosotros podíamos estar ahí. Yo alego que estamos descolocados, que con los guantes que llevo no me atrevo a ir a la otra cara, la que da al "hielo continental" y perder dedos. Jorge mete la mano en su macuto, saca unos guantes y me los entrega. Me debes un asado, me dice.

Así sí!!! De repente salta una chispa de ilusión en nosotros; Julen baja a la carrera detrás de la chica y a Niponino a por la tienda de campaña. Al cabo de un rato llega la chica. Se llama Babsi y es austriaca. Le pregunto si habla español; me dice que nada. En sus ojos aprecio una mirada felina que denota fanatismo, y que es de las personas que no se les pone por delante nada. Comentamos sobre el material y comida para llevar. Dice que si nuestra tienda es de dos que ella dormirá fuera, que lleva bolsa de vivac. Ella tiene todos los tornillos de hielo que a nosotros nos faltaban y me pregunta si no llevamos "alas" para los piolets para escalar la escarcha de los hongos finales. Le sigo que no. Ella me increpa que cómo se me ocurre no llevarlas; le digo que nuestra intención no era la ruta "Ragni" sino el "Filo Sureste". ¡Ah! claro, dice. Por otra parte me preocupa la relación que podamos tener con ella, se le ve que tiene carácter, pero es la única posibilidad de darle un giro a nuestra fortuna.

Llega Julen; reorganizamos las mochilas, ahora nos sobra casi todo el material para escalar en roca que llevábamos para el "Filo". Debemos pasar hacia el otro lado del cordón montañoso, hacia el "Campo de Hielo" por el collado de la aguja Standhardt a la que se accede por un glaciar empinado. Por el peligro a desprendimientos esperamos a que se vaya el sol y se endurezca la nieve.

Comenzamos a andar a las 19.00h; vamos siguiendo una buena huella que va sorteando las grietas del "glaciar Torre Superior". Echamos un último vistazo al estado de nuestro frustrado objetivo y vemos a los americanos en el "col de la Paciencia" que parece que se están bajando. Al llegar al "Col de la Standhardt" hacemos tres rápeles hacia el otro lado para continuar por el glaciar hasta llegar a un punto donde decidimos vivaquear. Por supuesto que no íbamos a permitir que Babsi durmiera afuera con su bolsa de vivac.

A qué hora ponemos el despertador? A la una, dice ella. Pero si son la una y diez le digo yo. A las tres dice Julen. A las cinco replica ella con determinación. A la mañana del día 6, salimos con intención de llegar a vivaquear en el "Elmo" que es hasta el último punto que llegue en el intento de 2018 y dónde comienzan verdaderamente las dificultades. En este trayecto Babsi con determinación, y sin ni tan siquiera preguntar, acata la cabeza de la cordada. Nos dice que vamos con una cuerda sólo, y sale hacia arriba escalando los largos de mixto con gran soltura, parecía que ya hubiera escalado la ruta una docena de veces. Sus maniobras muy rápidas.

Alberto Iñurrategi viene por detrás con Juan Mari Iraola, un eslovaco que vive en Usubil y un cámara con un dron que se queda por debajo del "Col de la Esperanza". Llevamos por delante varias cordadas que cuyo progreso es muy lento. Babsi los adelanta decidida. Esta chica es una auténtica máquina. Llegamos al Elmo y vemos que hay ya varias cordadas afincadas. En una de las tiendas está Gabi Fava, el Mecha y Diego Miguens; este último un colega de 65 años. Ay Adolfo, ¿te pensabas que tú ibas a ser el más viejo en el Torre? me dice riéndose. Nos abrazamos celebrando la alegría del encuentro en un lugar tan especial.

El tiempo es perfecto, nuestras vistas excepcionales y el optimismo ante nuestro éxito se palpa. Somos unos privilegiados se estar ahora mismo aquí arriba. Nos interrogamos entre las diferentes cordadas por el horario que barajamos cada uno para empezar al día siguiente. Yo le digo a Gabi que si ellos llegaron los primeros al Elmo que empiecen ellos. Ellos dicen que comenzarán a escalar a las 3 de la madrugada pero que si queremos ir delante, no hay problema. Nosotros ponemos el despertador a las 3.30. Tanto Julen, como yo, cada uno en nuestro preámbulo para entrar en el sueño tenemos el mismo pensamiento: “Esta chica no nos va a dejar escalar un largo”; cuesta quitarle el liderazgo a una persona tan resuelta, pero también un cargo de conciencia a sentirte llevado.

Oímos en la noche a gente que baja de hacer cumbre. Se ha echado la niebla y la temperatura ha bajado drásticamente. El sonido de la nieve repiquetea dentro de la tienda y me despierta. Llegan las 3 de la madrugada y Gabi y compañía no dan muestras de movimiento. El optimismo de la tarde anterior se ha tornado en una terrible decepción. Parece que el duende que maneja el destino ha pillado un berrinche y está dispuesto a estropear el sueño. 

Los canadienses de la tienda de a lado, un chico y una chica, dan muestras de movimiento. Todavía es de noche sigue nevando y hace mucho frío. Nos sentamos dentro de la tienda. Qué, desayunamos? Babsi con cara de preocupación dice que está helada. No es la misma de ayer. Pregunta si alguno comienza la escalada. Ya voy yo, le digo. Es mi oportunidad para quitarme la sensación que tení antes de dormirme. Una cordada que ha dormido encima del Elmo está ya escalando los largos de mixto. Llevamos a demás por delante a los canadienses, la cordada de tres de Alberto Iñurrategi, y una pareja de Chilenos. Algunos escalan muy lento el Elmo. Hay una zona en la parte de arriba con poco hielo y mucha nieve, donde los seguros a tornillos de hielo e quedan lejos y cada paso hay que hacerlo preciso para no caer. Urge adelantar a los chilenos pues escalan muy lento. Nos vamos juntando en la reuniones pero como son los largos de mixto no me decido a rebasarlos.

Me cruzo con Korra y Jorge que bajan de la cumbre después de haber realizado el segundo ascenso completo de “Tiempos perdidos” Les felicito y ellos se alegran de que estemos allí, al fin y al cabo ellos son los que nos han espoleado en esta aventura. 

Cuando salimos de la zona de mixtos Julen toma la cabeza de cuerda. Nos están machacando con los hielos que tiran los arriba. Multitud de ellos nos impactan. Dos me dan de lleno en la cara, uno me ha dado la impresión que rompía mi nariz y me rajaba la cara. Al final no ha sido para tanto, pero es una locura.

Julen en el "Head wall" consigue adelantarles. Nos ponemos debajo del primer hongo que se supera por un túnel interior azulado; impresionante. Julen sube con energía, está a tope de motivación y fuerzas. Al llegar al segundo hongo vemos que Alberto y compañía ya están descendiendo. Nos dicen que desde ahí tenemos más de tres horas, que hay gente atascada en el último hongo, y si tenemos material para vivaquear y llegar mañana a la cumbre. No no llevamos.

Babsi se dispone a terminar los dos hongos finales, se coloca las "alas" en los piolets y sale decidida a por el segundo hongo. Llegamos al último hongo; hay todavía gente esperando a hacerlo. Lo están triturando todo. Se hace tarde; vamos a tener que escalarlo de noche. Suben los canadienses que les cuesta un montón, detrás Babsi. Subo yo. Compruebo que el túnel que ayer les costó tallarlo 5:horas está muy roto y mucha nieve floja. Hasta incluso desploma en un par de secciones.

Llego al anochecer a la cumbre. La “super luna”, casi llena está a lado del Fitz Roy. La vista es espectacular. Todas las demás agujas del macizo, salvo el Fitz Roy, parecen tachuelas comparados desde la altura que nos encontramos. Abrazo a Babsi y le doy gracias por haberse cruzado en nuestro camino. Le digo que ha sido ella la que ha cambiado nuestro destino; ella me dice que ha sido gracias a nosotros, que en "Noruegos" veía la ocasión perdida.

Llega Julen casi a oscurasNos hacemos unas fotos y esperamos que los chilenos hagan cumbre para bajar juntos. Sube Diego; Jimmy su compañero se queda atascado. No tiene ya fuerzas. Nosotros nos desesperamos; Babsi está helada. Al final Diego lo decide descolgar antes de llegar a la cumbre. Llega muy triste; da mucha pena; es muy grande el esfuerzo.

Nos echamos a dormir en la tienda en el Elmo a las 5.30 de la madrugada , justo antes del amanecer. Nos levantamos a las 11. Desayunamos y comenzamos el descenso. Andamos tarde, el monte por el calor está que se cae, de hecho una avalancha ha cazado a “Jere” un conocido argentino. Alcanzamos en los rápeles del “Filo Roso” a un buen grupo de gente y ponemos los pies sobre el glaciar del “Circo de los Altares; desde aquí nos restan casi 45 km hasta “Puente de río Electrico”.

Dormimos antes de llegar al paso de Marconi. Llevo el tobillo triturado mi paso es lento por el dolor. Hemos caminado 5 horas. Nos levantamos a las 7 y a las 9 comenzamos de nuevo a caminar; en otras 10 horas de caminata llegamos a la carretera. El segundo coche que pasa me para y lleva a el Chalten. Después llegan Julen y Babsi en una pickup que ha ido a recoger a otros cuatro escaladores. Vamos a la Vinería, mi bar favorito, y brindamos con unos whyskis.

Damos gracias a la vida por haber alineado los caprichos del destino y haber permitido vivir esta experiencia. También a Paco Aguado y a SoloClimb por proporcionarnos una vez más la ropa. Su buen diseño, material y dureza, ha sido muy importante para encontrarnos cómodos en éste medio tan hostil.

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